Parece inevitable que cada día de Andalucía se produzca un hecho esperpéntico en algún lugar de esta sufrida tierra. Un año en Sevilla con lo de los hijos predilectos, otro año toca en otro sitio y este año ha tocado en Palma del Río, donde se han nombrado de un tirón seis nuevos cronistas oficiales que unido al ya existente suman la cabalística cifra perfecta de siete.
Si nos atenemos a lo que se considera cronista es aquel que relata los hechos ocurridos sin añadir aditamento alguno, cosa que el único cronista existente hasta anteayer no parecía hacer, sobretodo a gusto del equipo de gobierno que si no no hubiera importado lo mas mínimo, pero como el título de cronista oficial una vez otorgado a una persona es vitalicio y parece que estos demócratas de toda la vida que conforman nuestro equipo de gobierno, no estaban muy por la labor de que el cronista oficial relatara los hechos de forma "inadecuada y políticamente incorrecta" y ante la imposibilidad de cesarlo, no se les ha ocurrido otra forma de quitarle protagonismo que el de nombrar a otros seis y así diversificar "los puntos de vista" que así alguno seguro que resultará de su agrado.
Ya tenemos los siete cronistas y entre ellos tenemos un amplio abanico, los hay de los siguientes tipos: muy presuntuoso, presuntuoso, independiente díscolo, independiente no díscolo, muy dócil con el equipo de gobierno, dócil con el equipo de gobierno y ni fu ni fa.
Con esta diversidad de tipos y criterios, me temo que la crónica oficial que prevalecerá de ellos será una mezcla de la que hagan los presuntuosos (los solo o muy) y la que hagan los dóciles (los solo o muy) pues seguro que serán muy concordantes y como ya son mayoría, el equipo de gobierno habrá conseguido su objetivo que no era otro que el de ocultar lo que no le interesa y escudarse en que la crónica oficial la hacen distintas personas, a las que se puede considerar como técnicos y ellos se lavan las manos, como en el caso de los concursos-oposiciones-enchufes, genial.
lunes, 1 de marzo de 2010
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Me ha gustado mucho el artículo, sí señor.
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