A algunas personas le podrá sonar un poco fuerte el título de esta entrada, pero es la pura realidad. Aunque puede ser que en algunos casos el machismo sea genético (poquísimos), lo mas corriente es que sea producto de una "mala educación" desde los primeros días de cada persona.
Para empezar, y aunque creo que eso no influye en nada sobre el tema que estamos tratando, los/as futuro/as mamás y papás, nada mas conocer el sexo de su próximo hijo ya estan contribuyendo a ello, comprandole sus cositas azules o rosas, según le hayan dicho que va a ser niño o niña, y aunque eso no influya en la todavía no nacida criatura, sí hay ya un germen en el cerebro de los padres (normalmente la madre) que va fomentando ese machismo.
Hace unos días ha saltado a la palestra uno de los muchos comentarios que esa cosa impresentable llamada Salvador Sostres hacía en un descansito del rodaje de un programa de Telemadrid, en compañía de Alfonso Ussía e Isabel San Sebastián y con un grupo numeroso de escolares entre el público como testigos, pero que según palabras del impresentable, como eran de Rabat no importaba, acerca de lo atrayente que les resultaban las jovencitas que tenían el vello rasurado de primera vez y sus vaginas no olían todavía a ácido úrico, entre otras muchas perlas.
Pues bien algunas cosas al repecto: primero que al lado de esta cosa impresentable había otras dos, a los que se puede considerar iguales a él, que no solo no lo callaron, sino que les reian las gracias y participaban en esa conversación todo ejemplo de unos moralistas como son los tres en cuestión que después nos quieren dar clases de moral, al lado estaban como he dicho antes Alfonso Ussía e Isabel San Sebastián; segundo que detrás de él hay como mínimo dos mujeres tan culpables de su conducta como este individuo, su madre por haber traido al mundo semejante engendro y del que seguro que se siente hasta orgullosa y nuestra abuela comprensiva con toda esta clase de tipos, Esperanza Aguirre que para todo encuentra justificación con tal de no enmendalla. Con Sánchez Dragó que era una licencia literaria, cuando él se ha jactada en público y en privado de sus hazañas y con Sostres amparándose en que era una conversación privada y decir poco mas o menos que el que había cometido un delito era el que lo había difundido, vamos como aquel chiste de la Sudafrica del apartheid donde un blanco le clavaba un cuchillo en el corazópn a un negro y la autoridad condenaba a este último por posesión ilegal de armas.
Esto si lo escucháramos en un carcamal, lo llamaríamos viejo verde, pero cuando lo escuchamos de boca de un individuo de 35 años, cuya madre seguro que sería una progre de últimos de los sesenta, primero de los setenta, con una mujer que se supone de su misma edad mas o menos, lo primero que nos podemos preguntar es ¿como se puede vivir con semejante individuo en casa? y la respuesta, si no lo han mandado ya a la mierda, no puede ser otra que... encantadas.
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