lunes, 16 de mayo de 2011

¡QUE LEJOS QUEDA AQUEL MAYO DEL 68¡

Eran los primeros meses de 1968, estaba llegando a su fin un período de bonanza económica, mas o menos como pasó en el mundo entre 2007 y años sucesivos, durante el cual los políticos franceses se habían acomodado en el poder, con la pasividad de quien espera que les caiga del cielo el maná, el desempleo estaba llegando a "cifras alarmantes", alrededor de 500.000 parados en Francia; los derechos obreros, como consecuencia de la recesión, estaban siendo recortados; las jornadas de trabajo eran largas, hasta el punto de que una de las peticiones que hacían los obreros de Renault era que "querían tiempo para vivir"; los estudiantes, a pesar de las libertades que había en Francia, querían cambiar la sociedad, querían ser partícipes en las decisiones que sobre ellos y sobre el resto del mundo se tomaban en París.
Ante todo esto, un sistema capitalista, con un De Gaulle, para la mayoría de la juventud, trasnochado y anacrónico, unas estructuras estatales que encorsetaban a la sociedad y unas intenciones de no moverse un ápice, si no eran obligados.
Estas circunstancias y la concienciación de la juventud universitaria francesa, hicieron surgir unas protestas y una lucha, que a punto estuvieron de derribar la V República francesa y que ha pasado a la historia como el Mayo Francés, o el Mayo de 68. Este movimiento, que aunque en la distancia se vea con cierto romanticismo y como la mecha que encendió otros muchos movimientos revolucionarios tanto en Europa como en América, también tuvo sus "conques". A pesar de todo quedó muy claro que la juventud francesa y después la juventud de distintos paises, no estaba dispuesta a consentir ni el apoltronamiento, ni las ideas, ni las corruptelas de los viejos políticos. Intentaron cambiar el mundo y se cumplió con ellos aquello de "quien no es revolucionario a los veinte no tiene corazón y quien sigue siéndolo a los cuarenta no tiene cabeza" ya que cuando les llegó la hora de poder cambiarlo optaron por quitarse corazón para que prevaleciera en ellos la cabeza.
Hoy cuarenta y tres años después de aquella explosión juvenil, los jóvenes y obreros actuales, en España por ejemplo, o en cualquier otro país occidental, con unas circunstancias análogas pero con una situación laboral mucho mas grave; con casi cinco millones de parados (oficialmente); con unas nulas expectativas para la juventud; con unos políticos y una sociedad cien mil veces mas corrupta e insolidaria; resulta que tenemos a una juventud y una clase obrera que tiene como bandera la apatía y el aborregamiento.
La juventud, reblandecido el cerebro con la botellona y la buena vida a costa de los padres, aunque tengan treinta y tantos y la clase obrera, adormecida y aborregada por unas migajas llamadas "subsidios" y esperando que el gobierno le solucione todos sus problemas.
Hasta que punto llegará este amuermamiento que intentando hacerlos despertar, ha tenido que salir a la palestra un señor de 94 años llamado Stèphane Hessel diciéndoles ¡INDIGNAOS¡, ¿como podeis seguir inmóviles ante todo lo que está pasando?, poco menos que diciéndoles a los jóvenes actuales ¿donde están vuestros cojones?, ¿donde está vuestro espíritu revolucionario?, ¿como puede ser que sigais adormecidos con todo lo que se os viene encima?, ¿es que no teneis corazón?.
Es mas que sintomático que Stèphane Hessel tenga que volver a coger de nuevo la antorcha, porque el espíritu ardiente que le llevó a participar en la resistencia francesa, a aguantar torturas de la Gestapo y a sufrir el internamiento en el campo de concentración de Buchenwald, de nuevo a sus noventa y cuatro años se rebela, no ante las injusticias del poder, ni ante las corruptelas de los políticos, sino ante el bochornoso espectáculo de esta juventud aborregada, conformista y condenada al fracaso, que con veintipocos y treintaypocos años, tiene un espíritu mas viejo y mas cobarde que el suyo con noventa y cuatro.

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