NOVUS BEATUS HABEMUS

Desde el pasado uno de Mayo y con muchas mas prisas de las que aconsejan las tradiciones hay un nuevo beato en la iglesia católica, el beato Karol Wojtyla o debemos decir el beato Juan Pablo II.
Este acontecimiento que ha extrañado y ha encontrado la opinión en contra de destacados teólogos, era mas que previsible, dado el golpe de timón que tanto el anterior como el actual Papa han dado a la doctrina del Concilio Vaticano II.
Si para mas de un teólogo esta beatificación constituye un montón de pasos atrás para la iglesia católica, que no puede significar para personas que conocimos sus actos desde el mismo momento en que accedió, de forma un poco oscura, a su pontificado.
¿Que no puede significar para nosotros? que vimos como recriminaba en público a determinados miembros de lo que en los setenta y ochenta se llamó "Teología de la Liberación" y sin embargo no tenía la mas mínima palabra de condena para aquellos eclesiásticos que en Sudamérica no solo eran afines a los numerosos regímenes dictatoriales de la época, sino que en muchos casos eran cómplices y colaboradores en sus muchos crímenes.
¿Que no puede significar para nosotros? que supimos como él y toda su cúpula, incluido su sucesor, silenciaban y por lo tanto eran cómplices de los muchísimos casos de pederastia ocurridos durante su pontificado, y cuando no solo los silenciaban, sino que ascendían a muchos de estos pederastas a las mas alas esferas eclesiásticas.
¿Que no puede significar para nosotros? que vimos como renacía una nueva iglesia católica al amparo de la doctrina del Concilio Vaticano II, una iglesia católica que se acercaba al pueblo, que se mezclaba con el pueblo, que hizo posible que personas poco afines como el que esto escribe a sus tesis, viéramos con cierta simpatía a sus representantes, una iglesia católica que se adaptaba a los nuevos tiempos dejando atrás ese olor rancio e hipócrita, daba de repente con la llegada de Juan Pablo II un giro de ciento ochenta grados, queriendo volver poco menos que a la Inquisición y lo que es peor queriendo imponer, como siempre, a todos sus "ocurrencias" mas propias de integristas medievales que cercanas al pensamiento del siglo XXI.
Por muchos méritos que aleguen los que han abogado por su beatificación y que de seguro abogarán muy pronto por su santificación, como puede una institución que predica lo que predica, hacer beato a una persona con semejante curriculum de deméritos como Karol Wojtyla o Juan Pablo II.