S.M. D. Juan Carlos I ha sido intervenido en el Clinic de Barcelona, hospital perteneciente a la red pública de sanidad. Se han dicho un montón de tonterías al respecto, que si ha querido dar ejemplo y demostrar que el sistema público español está a la altura de cualquier hospital privado, que ha sido intervenido en un tiempo record, etc, etc, de tonterías.
Se preguntarán ¿ y por qué tonterías? pues por las siguientes razónes: vamos a suponer que en vez de ser Juan Carlos I rey de España, fuera un anónimo ciudadano que se llamara Juan Carlos Borbón. El proceso hubiera sido el siguiente: cuando se hubiera sentido mal, habría ido a su médico de cabecera al que con un poco de suerte hubiera podido ver en un par de días, este le habría mandado algún que otro medicamento a ojo de buen cubero y puede que hasta le hubiera dado un volante para que le hicieran una radiografía. Si la máquina no está rota o si la encargada de hacerla no está de baja, esta radiografía la puede tener en otro par de días. Total que al cabo de una semana (eso con suerte) su médico de cabecera puede que vea algo raro en esta radiografía (eso también con suerte) y acto seguido le hace un volante para que pida cita al especialista de zona. Esta cita se la mandarán por correo en un par de semanas (con suerte) y se la habrán dado para un mes después de recibirla (con mucha suerte). Después de casi dos meses el ciudadano Juan Carlos Borbón sería visitado por el especialista de zona, que lo pasaría a la unidad quirúrgica de neumología o como se llame y si es como dicen una cosa benigna, le dirían que lo suyo necesita una pequeña operación, que no es grave y por lo tanto ya le avisarán. Total que en un año mas o menos (con suerte) le intervendrán.
Como verán en la solución o no del problema influirá muchísimo mas la suerte que el ciudadano Juan Carlos Borbón tenga, que la medicina pública, ya que si tiene la mala suerte de que su problema no hubiera sido benigno, con los tres o cuatro meses pasados hasta el diagnóstico del especialista hubiera tenido la suerte de haberse muerto y por consiguiente se ahorrarían él y la seguridad social una intervención.
Supongamos otra forma: Se siente muy mal y acude al médico de guardia (que con suerte) lo deriva a Urgencias de un hospital. Lo acompañarían su mujer Sofía Grecia y puede que alguno de sus hijos, una vez llegados al hospital entregarían los papeles y lo pasarían a una gran sala donde hay un ciento aproximadamente de ciudadanos que como él esperan a que los atiendan y lo podría acompañar un familiar. En esta gran sala descubrirá el verdadero significado de la palabra paciente, ya que con suerte tardarán en torno a cuatro o cinco horas en atenderlo y lo atenderá un MIR de primero o segundo año que le pedirá el inevitable análisis de sangre que tardará un mínimo de tres horas, con suerte le puede pedir también uno de orina al mismo tiempo, que si no se lopedirán cuando venga el de sangre y tardará otra vez las inevitables tres horas. Resultado que al cabo de ocho horas ( con suerte y como mínimo) el especialista de verdad, dependiendo de la gravedad y de si hay camas disponibles, lo mandará a observación donde pasará dos o tres días hasta que tuviera una cama disponible en planta. Durante estos dos o tres días su esposa Sofía o alguno de sus hijos lo podrán ver un par de veces al día, el tiempo restante, día y noche, lo pasarán estos acompañantes en un infesto local, en unas infestas e incomodas sillas, a la espera de que los llamen para trasladarlo a planta.
Por todo esto tiene que pasar un ciudadano español normal y su familia en caso de que tenga la mala suerte de enfermar de cierta gravedad, si hubieran tenido que pasar por esto el ciudadano Juan Carlos Borbón, su esposa Sofía Grecia y sus hijos Elena, Cristina y Felipe (Borbón Grecia) seguramente no hablarían igual de la sanidad pública y puede que alguno de ellos tuviera que ir a juicio y a la carcel, si llevado por los nervios, la impotencia y la desesperación ante tanta pachorra para atender a su padre, que está sufriendo y quien sabe si muriéndose, coge a alguien por la solapa y lo zarandea exigiendo que su padre sea atendido rápidamente. Normalmente esto no llega a tal extremo, no porque la situación no la merezca, sino porque los ciudadanos españoles (enfermos y acompañantes) cuando llegamos a un hospital nos convertimos todos en PACIENTES en todas las asepciones de la palabra, es lo único que podemos hacer ante tanto personal sanitario indolente y falto de humanidad, también hay que decir que de medios, pero la humanidad no se saca de los presupuestos, la humanidad hay que tenerla.
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