martes, 23 de febrero de 2010

AQUEL 23 DE FEBRERO DE 1981

Hace veintinueve años que un grupo de energúmenos tenientecoroneleados por un tal Antonio Tejero Molina, irrumpió en el Congreso pistolas y metralletas en mano con el único objetivo de acabar con aquella incipiente democracia que a duras penas los españoles nos empeñábamos en sacar adelante.
Estos individuos, cuyas imágenes se difundieron en todo el mundo gracias a las cámaras de televisión española, después de ver fracasar su intento de golpe de estado se ampararon en algo tan sutil como es la obediencia debida. La obediencia debida se ve que era a sus propios intereses, pués de lo poco que recuerdo del servicio militar, si una cosa tengo clara es que el rango de teniente general es muy superior al de teniente coronel y allí había un teniente general que les ordenaba que depusieran su actitud, el Excelentísimo Sr. D. Manuel Gutierrez Mellado y todos fuimos testigos de la obediencia debida que le demostraron. No solo no le hicieron el mínimo caso sino que hubo varios intentos de tirarlo por tierra por parte del cabecilla golpista. El teniente general Gutierrez Mellado contaba por aquel entonces casi setenta años y todos vimos como un individuo que por edad bien podía ser su hijo no fue capaz de doblegarlo.
Como todo lo que pasa en la vida por muy malo que sea, siempre tiene una parte buena, la de este episodio fue que el uso del tricornio, después de aparecer en un medio extranjero la noticia mas o menos de la siguiente forma "militares españoles ataviados de torero intentan dar un golpe de estado", se dejó solo para el traje de gala.

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