El agua siempre termina presentando sus escrituras y esgrimiendo sus derechos y como ella no se deja influir por si su exigencia es popular o deja de serlo, como no tiene que preocuparse de votos, ni de intereses económicos de constructores en épocas de bonanza y desorden urbanístico, con sus correspondientes réditos económicos y políticos para todos los implicados, pues cuando se le hinchan los cauces dice ahí voy yo y lo que no han conseguido órdenes judiciales, ni agentes de la autoridad en muchos años, lo consigue ella en unos momentos y ahora llora, patalea y pide ayudas.
Algunos creían que porque hiciera unos años que no llovía abundantemente, esto iba a ser así ya para siempre, esos son los inconvenientes de no conocer la historia, de cegarse ante el brillo del dinero facil, de la creencia de muchos particulares de que todo el monte es orégano, que pueden burlar todas las leyes, sin darse cuenta que eso puede ser así en lo que se refiere a las leyes humanas pero nunca con las leyes de la naturaleza y de esos polvos les vienen ahora esos lodos que le llegan al pescuezo.
En Palma del Río, salvo en algunos pocos casos, estamos casi a salvo de estos desmanes, no así en Lora del Río o Écija, por citar pueblos cercanos, donde hemos visto imágenes mas propias de Venecia que de la Vega del Guadalquivir, con calles donde se podía circular con barcas y si por lo menos hubieran sido previsores y hubieran hecho como los venecianos, pues en vez de un inconveniente sería un atractivo turístico, pero no había que edificar en zonas inundables y cuando venga el agua, a pedir indemnizaciones pero del dinero de todos, no del que se llevaron los constructores y los que le permitieron tales edificaciones y para colmo también pasa con edificaciones públicas como el Hospital de Écija, ¡que talento¡ ¿de quien sería la genial idea?. En Palma del Río eso nunca pasará con nuestro Hospital (si algún día llegamos a verlo construido) gracias a Dios, bueno gracias a Dios y a que la familia del Lino no tenía ninguna parcela en zona inundable con posibilidades de ser recalificada.
Pero como hemos dicho anteriormente, Palma del Río pese a estar entre los dos grandes ríos, tuvo la suerte de contar con unas personas inteligentes cuando dijeron a colocar el pueblo, ¡que bien lo pusieron, sin hablar de la humedad, claro¡ gracias a ellos, que sin tantos medios técnicos, ni tantas monsergas, pero se ve que con un gran conocimiento del terreno, tuvieron el acierto de ponerlo cerca del agua, pero a salvo de ella y solo se arriesgaron en aquellos sitios donde no había otra alternativa como en los Pagos de Huertas y sobretodo respetando escrupulosamente las propiedades, principalmente las de los ríos, que son las únicos que nunca venden, por muchos pepeles que digan tener quienes los ocupan ilegalmente.
jueves, 9 de diciembre de 2010
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