Al final los antitaurinos catalanes se salieron con la suya y el parlamento de Cataluña va a prohibir las corridas de toros a partir de un año y medio, mas o menos.
Independientemente de las razones que haya habido para llegar a este resultado, que no todas han sido la defensa del toro, ya que ha habido mas razones políticas y de diferenciación que otra cosa, el haber llegado a la prohibición no creo que sea ningún logro para nadie. Si en Cataluña, como dicen, la fiesta nacional no tiene el respaldo de la sociedad, ya podrían haber esperado a que sola se fuera ido extinguiendo sin tener que llegar a prohibir, que eso está pero que muy feo.
Argumentos en pro y en contra los ha habido, los hay y los habrá siempre. Los que dicen defender al toro del sufrimiento que se le causa, seguramente no han estado nunca en un matadero, ni nunca han oido el gruñido, balido o mugido de terror de los animales que allí son sacrificados, sin embargo están muy preocupados por un sufrimiento, que no vamos a negar que exista, pero que el toro bravo pocas veces expresa con tanta angustia como los de los mataderos.
El por qué esto es así, muy sencillo, solo hay que tener en cuenta que cualquier animal al que se le "picara" o "banderilleara" como se hace con un toro bravo, después del primer intento, no habría forma de llevarlo de nuevo al caballo o ante los banderilleros, sin embargo el instinto y la naturaleza del toro bravo hace que aunque se le esté machacando, él sigue acometiendo hasta el final y cuando le fallan las fuerzas se entrega sin que se le haya escuchado el mas mínimo quejido.
Al toro bravo le pasa como a esos montañeros que por encima de todo sufrimiento, por encima del riesgo de su propia vida, está el cumplir con lo que su instinto y naturaleza le pide, que no es otra cosa que acometer a todo lo que se le ponga por delante, desde el momento en que pueden mantenerse en pie (cualquier becerrito bravo reciennacido ya embiste) hasta que sus fuerzas se lo permitan.
Pero en fin, ya han conseguido que su parlamento prohiba las corridas de toros y esto ha hecho saltar un toro tan peligroso como cualquier "Victorino", que no es otro que el del enfretamiento, primero entre los mismos catalanes (ya se vio el otro día a la entrada de la Monumental de Barcelona), después entre comunidades y ya están los tontos de turno (o los listos ¿quien sabe? queriendo contrarrestar con otra capullada mayor. En Canarias decidieron allá por 1983, mas o menos, que no se volverían a celebrar mas corridad de toros en su territorio y nadie dijo ni "mu" ¿a que coño viene entonces tanta polémica, mas que interesada, en este caso?.
Que unos cuantos han conseguido de su Generalitat la prohibición en contra de otros cuantos, pues que con su pan se lo coman. Lo mas lógico hubiera sido que la propuesta para la prohibición se hubiera llevado a referendum, pero ellos lo han querido así, pues para ellos.
Supongamos que llega el día en que este ejemplo se lleva a cabo en toda España y se prohiben las corridas de toros en todo el país. Alguien ha pensado en las consecuencias que esto tendría, en primer lugar para la supervivencia del toro bravo, el mas parecido al antiguo uro, cuya cría y mantenimiento ya no tendría ningún sentido. ¿Que saben estos pretendidos "defensores" de castas y encastes? ¿que pretenden, sacar tajada cuando este bello animal esté en vías de extinción?.
El toro bravo que hoy conocemos es lo mas cercano al lamentablemente extinguido uro, que por mucho que hayan querido recuperar, a lo mas que han llegado ha sido a los "Toros de Heck" que según algunos entendidos tienen bastante menos de uros que nuestros toros bravos y estos ecologistas parece que pretenden lo mismo, reducir el número de toros bravos a los que puedan estar en zoológicos y cuando estén a punto de extinguirse, asegurarse un trabajo cómodo y rentable (para ellos por supuesto).
martes, 3 de agosto de 2010
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Muy águdo, piojo, estoy de acuerdo. Sé que los antitaurinos te saltan siempre con eso de que la extinción del toro es "demagógico", pero es que es cierto, simplemente, los humanos somos así, si el toro no sirve ya para nada, se deja de criar, tan fácil como eso. Los más acérrimos antitaurinos dicen que les da igual que se extinga, eso sí, el cerco ibérico que no se extinga... Yo no he ido a ningún matadero, pero algún film he visto donde se ve el proceso de cría, estabulación, engorde y sacrificio, todo en plan como si fueran máquinas los animales. Pero claro, como luego vas al super y te encuentras los filetes cortaditos o el morcón en el plástico, ojos que no ven... En fin, de nuevo hipocresía y estupidez aunan esfuerzos. Otra victoria más de la libertad, que ha vuelto a prohibir.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con las consideraciones que sobre la conservación del uro salvaje hacéis y también sobre la hipocresía burda de quienes se dicen sus defensores pero pretenden liquidar la única función que pueden cumplir en el mundo de hoy, que es la tauromaquia.
ResponderEliminarA los ejemplos que expone Tío Marvin, cabría añadir el de las granjas avícolas, donde las gallinas viven encerradas en estrechísimas jaulas, sacando la cabeza para picotear el pienso y el culo para expulsar los huevos.
Pero, sobre tales consideraciones que invalidan la hipócrita defensa del mundo animal, no puedo dejar de lamentar el talante que muestran los mal llamados nacionalistas políticos de Cataluña, que están haciendo un daño considerable a su tierra y a sus gentes, llevándolos por el camino del distanciamiento, del odio, de la regresión histórica.
Pobrecitos catalanes o, quizás mejor dicho, pobrecita Cataluña. Las payasadas de sus dirigentes políticos van en aumento, a medida que la influencia real de Cataluña en la economía y la cultura del resto de España va decayendo de manera implacable.
José Luis Carod Rovira, José Montilla, José Antonio Durán Lleida... ¡Vaya trío de bufones para enmascarar la decadencia catalana y distraer a los buenos catalanes de la misión que los nuevos tiempos exigirían de sus líderes!
La prohibición de la tauromaquia en el ámbito geográfico de la Comunidad Autónoma de Cataluña (Estado Español, por cierto) no es sino un ejemplo más de una acción política inspirada en el rencor.