Da pena ver a nuestros dos máximos exponentes políticos, presidente del gobierno y lider de la oposición, comportarse como chiquillos, siempre a la espera de que dice uno para indifectiblemente oponerse el otro. Su comportamiento de chiquillos, también recuerda a los dos personajes de aquella serie de dibujos animados de Leoncio el león y Tristón. Uno (Leoncio) un viva la virgen, que todo lo veía de color de rosa, sin mas base que su optimismo y otro (Tristón) un pesimista y aguafiestas redomado, que todo lo veía negro y que no aportaba ninguna idea para evitar la desgracia según él, inevitable.
En momentos de dificultades, como el presente, los ciudadanos, aunque por supuesto que no queremos que nuestros gobernantes se comporten como unos "viva la virgen", tampoco queremos desayunarnos, almorzarnos y cenarnos con un pájaro de mal agüero, que es la sensación que tenemos cuando escuchamos y vemos a "Tristón Rajoy".
Bastante tenemos ya con nuestros problemas como para tener que aguantarle la reiterada perorata a este señor, que para colmo de alegrías, da como único remedio a nuestros males, el que lo elijamos a él presidente del gobierno. Este señor que cuando mandaban los suyos ya demostró su miopía política, imposible de corregir con lentes, cuando confundía chorros de chapapote con hilillos de plastilina y armas de destrucción masiva con tirachinas, por no hablar de no saber distinguir a terroristas islamistas de terroristas etarras.
Puestos a esto mejor que nos quedemos con "Leoncio Zapatero" que aunque incapaz también de solucionar nuestros problemas, por lo menos nos los aplaza con su "optimismo", porque desgraciadamente estas son las únicas cartas que tiene nuestra baraja electoral.
martes, 5 de enero de 2010
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