domingo, 26 de septiembre de 2010

NO PERMITIENDO QUE SE ENSEÑEN LAS CICATRICES QUIEREN HACERNOS VER QUE LAS HERIDAS NO EXISTIERON

Me comenta una amiga que anda a mitad del camino entre la treintena y la cuarentena, que una mujer que estaba escribiendo un libro (seguro que se refiere al que han anunciado sobre el Padre Paco) había entrevistado a su padre y a algunos colegas de este para que les contaran su versión de lo sucedido en un incendio de San Francisco que hubo poco después de morirse Franco.
Esta amiga, cuyo padre había estado en política por aquellos años, no había escuchado hablar del tal fuego, no conocía, por supuesto, las circunstancias en las que se desarrollaron este incendio y otros muchos que se sucedieron en los días siguientes y que terminaron en el mismo instante en que falleció una persona, quedando la muerte de esta persona en la mas total impunidad, salvo los cargos de conciencia, si es que tienen conciencia, de las personas que provocaron el incendio que terminó con su muerte y que se supone que eran las mismas que habían provocado todos los anteriores.
Este comentario surgió en una conversación que comenzó al estar hablando de la indemnización que la Junta de Andalucía iba a dar a las mujeres que habían sido maltratadas y vejadas por el simple hecho de tener algún pariente en el bando republicano o ser simpatizantes de este y venía a cuento porque resulta que ahora se había enterado que su abuela ya fallecida, que en aquellos días tenía dieciseis años, había sufrido estas vejaciones.
Lo que resulta mas que curioso es que de estos hechos, uno que afectaba directamente a un familiar tan cercano como su abuela y otro que se había producido siendo ella muy pequeña, no había tenido la mas mínima noticia hasta ahora y sin embargo si había escuchado y leido bastante sobre la farmaceútica que mataron en el puente de hierro, o el cura que mataron, poco antes de que a su abuela le hicieran lo antes relatado y de otras barbaridades que cometieron los rojos como la matanza de toros de D. Felix Moreno y la destrucción y quema de elementos eclesiásticos. Resulta curioso pero no extraño, porque después de 35 años de la muerte del dictador y casi otros tantos de democracia, la historia, con el beneplácito del algún que otro partido que se dice de izquierdas, se sigue contando con la visión de los vencedores de aquella terrible guerra y por lo tanto con toda la parcialidad que los vencedores la escriben.
Todos estos hechos realmente sucedieron, nadie era totalmente magnánimo ni nadie era totalmente malvado, como querían hacernos creer y aunque con nuestra generación no lo consiguieron, sí lo están consiguiendo con generaciones posteriores a las que les llegan menos estos hechos por quedarles muy lejanos y evidentemente la mayoría se queda con lo que les ha llegado, beatificaciones en masa de religiosos o seglares asesinados y torturados por aquellos "diablos" de los que incluso decían que tenían cuernos y rabo, cosa que no era totalmente incierta ya que rabo tenían todos, eso seguro, y cuernos pues seguro que alguno también tendría.
A esto contribuyen no solo los "vencedores" y sus herederos ideológicos, sino también una parte de los herederos ideológicos de los vencidos, con su silencio cómplice en aras de un no reabrir heridas cuyo resultado siempre es el mismo: unos a los altares y otros ni se sabe dónde, en la mayoría de los casos.
Seguid permitiendo que se tergiverse la historia, seguid permitiendo que personas adultas, como mi amiga, se entere de casualidad de parte de la historia de su pueblo y de su familia, seguid siendo unos cobardes por los siglos de los siglos, mientras vuestros muertos están todavía enterrados en las cunetas, como si hubieran sido perros rabiosos, seguro que estarán "orgullosísimos" de vosotros.

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