LO QUE TIENEN QUE AGUANTAR LOS MUERTOS

Dice un refrán popular que "a burro muerto cebada al rabo" y como siempre la sabiduría popular tiene mas razón que un santo o que dos.
Como siempre que muere alguien famoso, importante o conocido y en el caso de José Antonio Labordeta se juntan todas estas circunstancias, se suceden una ristra interminable de halagos y lisonjas hacia su persona, que seguramente en el mejor de los casos lo harían sonrojar de vergüenza, en otros si pudiera lo harían saltar como una haba tostada y al igual que en el corte archipuesto y mas que archipuesto de su encontronazo en el Congreso con la bancada pepera, seguro que volvería a decir de nuevo aquello de "a la mierda".
Es tal la hipocresía y la envidia de muchos, que salvo que te mueras o estes esperando tener un rato para hacerlo, no están dispuestos a reconocerte lo mas mínimo. Así una y otra vez tenemos que asistir a homenajes póstumos, o lo que es todavía peor a homenajes deprimentes, donde vemos a la persona homenajeada en toda su crudeza y decrepitud a causa de la enfermedad, muy emocionada como es natural, pero seguro que preguntándose por dentro ¿por qué coño ahora y no antes?.
José Antonio Labordeta, con una gran trayectoria como docente, como cantautor, como escritor y también como político, hubiera merecido mas reconocimientos públicos cuando estaba en plenitud de facultades y mas respeto hacia sus ideas cuando estaba exponiéndolas en el Congreso de los Diputados donde estaba por voluntad popular expresada en las urnas.
Esto sirve para todo el mundo, aunque en este caso concreto se refiera a José Antonio Labordeta, y Dios o la naturaleza tendrían que darnos la ocasión de poder levantarnos, aunque solo fuera un momento, cuando estemos de cuerpo presente y darnos el gusto de poder enviar " a la mierda" a todo ese montón de hipócritas que se juntan siempre alrededor de un muerto, sobretodo si es famoso y hay cámaras que chupar.