En la mañana del 27 de Septiembre de 1975, hace hoy 35 años, el régimen franquista fusilaba a cinco personas, tres militantes del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota) y dos militantes de ETA que habían sido sentenciados a muerte por un tribunal militar aplicándoles con caracter retroactivo el Decreto Ley sobre prevención del terrorismo de 27 de Agosto de 1975.
En los juicios habían sido condenados a muerte 11 personas de las cuales seis fueron posteriormente indultadas: José Antonio Garmendía Artola de ETA y los miembros del FRAP Manuel Blanco Chivite, Vladimiro Fernández Tovar, Concepción Tristán López, María Jesús Dasca Pénelas y Manuel Cañaveras de Gracia.
Estos fueron puestos en libertad con la llegada de la democracia a España, no tuvieron tanta suerte los cinco condenados a los que no se le conmutaron las penas y así los militantes del FRAP José Humberto Baena, José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sainz fueron ejecutados en Hoyo de Manzanares, no permitiendo las autoridades asistir a sus familiares pese a ser ejecución pública, al único no militar que se le permitió entrar fue al párroco del pueblo que hizo mas tarde las siguientes delaraciones:
Además de los policías y guardias civiles que participaron en los piquetes, había otros que llegaron en autobuses para jalear las ejecuciones. Muchos estaban borrachos. Cuando fui a dar la extremaunción a uno de los fusilados, aún respiraba. Se acercó el teniente que mandaba el pelotón y le dio el tiro de gracia, sin darme tiempo a separarme del cuerpo caído. La sangre me salpicó.
Los militantes de ETA Juan Paredes Manot (Txiki) y Ángel Otaegui fueron ejecutados el mismo día en Barcelona y Burgos respectivamente.
Hubo multitud de peticiones de indulto internacionales; el Papa Pablo VI, Olof Palme, Luis Echevarría Álvarez (presidente de Méjico) y hasta del mismo hermano del dictador Nicolás Franco, sin que estas le hicieran bajar de su burro. También hubo multitud de manifestaciones tanto en España como en el extranjero, retirada de embajadores y peticiones de expulsión de España de la ONU y contramanifestaciones a favor del régimen como la habida en la Plaza de Oriente de Madrid con la presencia del dictador (su última aparición publica vivo) y el actual rey (entonces príncipe de asturias Juan Carlos de Borbón).
De las garantías del proceso pueden hacerse una idea con las palabras de Chistiam Grobet, observador judicial en el proceso de guerra contra Txiki en representación de la Federación Internacional de Derechos del Hombre y de la Liga Suiza de los Derechos del Hombre y cuyo informe decía:
Jamás el abajo firmante, desde que sigue los procesos políticos en España, ha tenido una impresión tan clara de asistir a un tal simulacro de proceso, en definitiva a una siniestra farsa, si pensamos un momento en el provenir que les aguarda a los acusados.
lunes, 27 de septiembre de 2010
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