Nuestros políticos han dejado de ser un mal necesario, unos parásitos a los que hay que vestir, alimentar y cuidar por todo lo alto o los que enarbolaban la bandera de la democracia y el patriotismo para convertirse en un castigo, no se impuesto por la divinidad o por la naturaleza. Lo cierto y verdad es que hemos tenido que ser muy pecadores o muy malos simplemente para que hayamos merecido esta condena.
Tenemos nuestra casa (este país llamado España) que se nos cae a pedazos, haciendo aguas por todas partes y entre que unos están en la nubes, en la inopia o simplemente fumados y otros socavando nuestras paredes para hacerlas caer antes, con el único objetivo de quedarse con el solar y poder hacer y deshacer a sus anchas y mientras tanto todos los ciudadanos, empresarios, trabajadores, jubilados o militares sin graduación acordándose, cuatrambos cuatro, de toda la familia completa de estos políticos que solo piensan o en mantener el poder a toda costa o en conseguirlo al mismo precio, sin importarles un pimiento que al final quede una casa medianamente habitable o un descampado, lo únicamente importante para ellos es mantener o conseguir el mando, aunque sea sobre unas ruinas.
En circunstancias tan difíciles como las actuales, en España se echa de menos la cordura y la responsabilidad de estos energúmenos que en vez de arrimar el hombro y empujar todos en una misma dirección, se dedican a todo lo contrario, para darles argumentos a toda una pleyade de especuladores que están haciendo se Agosto a costa de sus desavenencias y sus declaraciones catastrofistas.
¿Que han conseguido? que se olviden de Grecia, Portugal o de Italia y estos especuladores se centren en nosotros, rebajando su índice de confianza y por tanto encareciendo la colocación de nuestra deuda y hacérnslas pasar mas putas todavía. Que mas da, si con eso consiguen sus objetivos, que no son otros que jodernos a todos los españoles y agregados y encima les damos el mensaje de que van bien para conseguir sus metas. Ahora que caigo ¿no será ese el pecado o la maldad causante de nuestra condena? convencidisimo estoy de que sí.
miércoles, 2 de junio de 2010
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