Poco a poco va desaparecindo de este país algo fundamental y definitorio de la educación y los buenos modales hasta hace poco abundantes, la clase.
Esta cualidad que al igual que la inteligencia era algo consustancial de las personas, independientemente de su nivel cultural o de su nivel económico. Se podía tener mucho dinero, poco, un gran cargo o ser un simple bracero, ser universitario o analfabeto, eso no tenía nada que ver, cualquiera sin importar su posición podía tener o no tener esta cualidad que unas veces se ha denominado elegancia, estilo y mas comunmente clase.
Últimamente y fruto del culto al fasto y al dinero, la clase, es cada vez mas rara avis a todos los niveles en este país. De esta falta de clase no se libra ningún estamento, ya sea el político, el deportivo, el de medios de comunicación etc.
Así no es nada sorprendente observar la falta de clase en el mundo político, donde la oratoria se ha cambiado sistemáticamente por el insulto, y el sentido de estado se ha sustituido por el resentimiento, llegando a tal extremo esto último que el último ex-presidente, José María Aznar, no tiene ningún reparo en tirar por tierra a España y su gobierno a nada que solo ponga los pies en Gibraltar o cualquier otro sitio que suene a extranjero y le den la mas mínima oportunidad.
También el mundo del deporte sufre esta carencia y el fair play de antes ha sido sustituido por fanatismo, zafiedad y violencia, que si solo fuera en los hinchas, aunque no dejara de ser lamentable no llegaría a la gravedad que ha llegado por estar también afectados una gran mayoría de los dirigentes. Hace poco y con motivo del mundial, hemos asistido a un acto de zafiedad sin límites, donde el ex-seleccionador Luis Aragonés después de la derrota de España ante Suiza, se permitió criticar a su sucesor sin el menor reparo, menos mal que acto seguido Don Vicente del Bosque nos dejó un ejemplo clarísimo de la diferencia que hay entre un "Señor" y un tio falto de clase.
Bueno y del mundo de los medios de comunicación, que vamos a decir, después de escuchar a diario lo que tenemos que escuchar. Sin entrar en los programas esos que llaman del corazón, de los que su nombre mas apropiado sería programas de lenguas viperinas, entrepiernas y putones, que ya de por sí hablan muy a las claras de una falta total de clase, no de los protagonistas que al fin y al cabo se ganan muy bien las angulas y el pata negra contando "sus guarreridas familiares y sexuales" que diría Chiquito, sino del montón de españoles que los mantenemos ahí con la audiencia. También asistimos a bochornosos espectáculos en cadenas como por ejemplo Intereconomía o la Cope, donde el insulto mas arrabalero o portuario está a la orden del día, en lo que se supone son las órdenes de los mandatarios de estos medios y tiene gracia el asunto porque todos sabemos que la Cope pertenece a la Conferencia Episcopal, las Diócesis y algunas Órdenes Religiosas e Intereconomía según palabras de sus directivos, es un grupo que defiende unos valores basados en el humanismo de raices cristianas y uno se pregunta ¿ en que Evangelios o en que doctrinas de Jesucristo habrán bebido las personas que forman parte de estos medios de comunicación?.
En fin por lo que parece con la clase se perdió tambien la cartera completa que contenía la inteligencia, la coherencia, la educación, el buen gusto, además del estuche de lápices de 36 colores.
domingo, 20 de junio de 2010
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