lunes, 5 de abril de 2010

LA VIOLENCIA JUVENIL EN LA ESCUELA

De vez en cuando y normalmente como consecuencia de un hecho luctuoso, salen titulares de prensa y multitud de noticias sobre el nivel de violencia juvenil o niñeril, en algunos casos, por la edad de los implicados.
La última de estas noticias ha sido la de la chica de Seseña, que con solo 13 años ha perdido la vida, parece ser, producto de este tipo de violencia, a manos de una compañera de colegio y por unas rencillas anteriores que se habían producido en este.
¿Que está pasando? ¿Por qué hoy es esto tan corriente? ¿Por qué nos lamentamos tanto cuando pasa una cosa de estas? ¿Por qué no se pone remedio a este tipo de violencia antes que pasen estas cosas?.
Las respuestas y las soluciones supongo que serán complicadas y los culpables de que estas cosas pasen, de una forma o de otra, somos todos.
En Palma del Río afortunadamente no se ha llegado a este extremo todavía, pero no sería raro que en cualquier momento tengamos que lamentar un hecho como este o parecido. Existe un acoso escolar que todos intentan callar, cada uno por una razón pero el resultado siempre es el mismo, el silencio.
Suele ocurrir en la enseñanza pública, que maestros e incluso los padres de los niños que son víctimas de esta violencia no quieran denunciar los hechos por miedo a las familias de los niños violentos. Pero la violencia y el acoso no se dan solo en la enseñanza pública,también la suele haber en los colegios concertados y ahí se denuncian todavía menos, pues a las causas anteriores hay que añadir que estos centros concertados tienen que mantener una imagen y no es conveniente que salgan casos de estos, por lo que sus dirigentes hacen todavía mas la vista gorda en estos casos que los de la enseñanza pública.
He escuchado ya varios casos de incidentes de este tipo, tanto en Salesianos como en el Colegio de la Inmaculada, y el que los quiera comprobar solo tiene que consultar los archivos del juzgado, para que vean los partes por lesiones que les llegan de estos colegios por parte del Centro de Salud y que casi siempre existe una negativa de los padres a denunciar al colegio.
Si un día llega a pasar una desgracia irremediable, Dios, que se supone está por allí cerca, no lo permita, ¿de que nos servirá lamentarnos?

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