martes, 1 de diciembre de 2009

LA NUEVA ESPERANZA

Ha sido elegido presidente de Uruguay José Mujica, viejo guerrillero Tupamaro que estuvo secuestrado cerca de 13 años por el gobieno militar uruguayo que ocupó por la fuerza el poder en Uruguay entre 1973 y 1985.
José Mujica fue uno mas de muchos sudamericanos, que ante la situación de injusticia en sus paises, decidieron en la década de los sesenta, del pasado siglo, coger las armas e intentar paliar explotación que sufrían, cosa esta por aquella época utópica, pues el imperio no consentía que pudiera alcanzar el poder ninguna fuerza de izquierda, ni por las armas como fue el caso de Uruguay o Bolivia, ni aún habiendo llegado al poder mediante elecciones democráticas cono fue el caso de Jacobo Arbenz en Guatemala o el de Salvador Allende en Chile, sus intereses económicos estaban por encima de tantas y tantas vidas de sudamericanos que se perdieron con sus desmanes y gobiernos títeres.
Carlos Puebla dedicó una canción al movimiento Tupamaro, llamada "La Nueva Esperanza" que en una de sus estrofas decía: Nada de viejos partidos Colorado y Blanco, la nueva esperanza dice Tupamaros, Tupamaros. Al gobierno de Salvador Allenda también le dedicó otra llamada "Todos los Caminos Conducen a Roma".
Aunque casi cuarenta años después y con algunos cambios en las circunstancias políticas, algunas "nuevas esperanzas" se vislumbran en Sudamérica que pueden "conducirlos por fin a Roma", en unos casos mediante unos caminos mas afortunados que otros, pero siendo el camino escogido por cada cual, así tenemos en Brasil el gobierno de Lula, en Venezuela el gobierno de Chaves, en Bolivia el gobierno de Evo Morales y ahora en Uruguay el gobierno de Mújica.
Estos gobiernos están intentando sacarse de encima el poder de los yankis, dentro de sus posibilidades, claro, solo cabe esperar que poquito a poco y con pies de plomo, puedan estos gobiernos llevar a sus paises hacia una aceptable justicia social y por supuesto que no se olviden de sus principios, ya que tendrán que hacer frente a unos poderes fácticos que no dudarán en utilizar cualquier medio para desacreditarlos como lo intentaron con Lula.

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