EN SODOMA Y GOMORRA NO HABÍA NI DIEZ JUSTOS, EN ESPAÑA NADIE QUE NO SEA CORRUPTO

Dice la Biblia que Dios antes de castigar a Sodoma y Gomorra y dada la insistencia de Abraham para que perdonara a ambas ciudades permitió a este recorrerlas en busca al menos de diez justos, pero era tal la maldad que habitaba en ellas que ni estos pudo encontrar el mencionado Abraham y nada pudo hacer por evitar su destrucción mediante una lluvia de fuego y azufre.
Si esa justicia divina estuviera vigente hoy día para la clase política de este puñetero país llamado España, sin duda ningún enviado divino podría encontrar tampoco al menos a diez que no fueran corruptos, mentirosos, ni dignos de ser salvados de la quema.
Es tal el arraigo de la corruptela en este país, que los sinvergüenzas campan a sus anchas, no tienen el menor reparo en no disimular su condición, hasta tal punto que sus partidos los protegen en aras de no se qué corporativismo, los presentan de nuevo en sus listas electorales y lo que es peor, son bendecidos con el placem de la ciudadanía, que hayan hecho lo que hayan hecho les da de nuevo sus votos.
También nos dice la historia que tiempo ha, una ardilla podía recorrer Hispania sin bajar al suelo, del número de árboles que había, hoy día después de tanta especulación urbanística una ardilla dificilmente podría saltar mas de dos o tres árboles seguidos pero si en vez de saltar de arbol en arbol, saltara de chorizo en chorizo podría hacer el mismo recorrido de antaño sin tener que poner tampoco los pies en el suelo.
Hay tanto chorizo afamado en este país, que incluso hay varias denominaciones de origen, como ejemplos de esto tenemos: el chorizo de Cantimpalos, el chorizo Riojano, el chorizo de Almendralejo y en los últimos tiempos el chorizo de Zumárraga, nuevo como denominación de origen, pero que ha alcanzado renombre cuasi mundial en un plis-plas, en Baleares también hay un embutido que si bien llaman sobrasada, no tiene nada que envidiarle a los mas cotizados chorizos del resto de la nación.
Así que visto lo visto, no tiene que extrañarnos nada que estemos siendo objeto de la cólera justiciera de la divinidad y además con pleno merecimiento.