martes, 16 de agosto de 2011

TRAER NIÑOS AL MUNDO AHORA ¡QUE PUTADA¡

Mucho se habla que si el descenso de la natalidad, que si pronto vamos a ser una sociedad de viejos, que si no va a haber nuevos trabajadores para que con sus cuotas tiren del carro de la seguridad social, etc, etc.
Que se hable de esto no es mas que la confirmación del tipo de sociedad egoista en que estamos inmersos. No estamos calibrando si nuestros hijos van a tener algún futuro, si van a poder vivir al menos en un estado de bienestar como el que tenemos ahora mismo. No, estamos calibrando si serán suficientes para cotizar y poder pagarnos las pensiones, todo un ejemplo del desprendimiento paterno-materno de esta nuestra sociedad egoista.
Hoy, cualquiera que analizara la situación actual, tendría que llegar a la conclusión de que traer al mundo una nueva criatura es cuando menos una gran putada para ese neonato y un acto de irresponsabilidad total para quien está planteándoselo. ¿Qué futuro le esperaría?. ¿Qué mundo le íbamos a dejar?.
Por supuesto que me podrán alegar que el futuro siempre ha sido incierto, que si esto lo hubieran pensado nuestros padres, muchos de nosotros ahora no estaríamos aquí. Equimeque, a eso me refería en concreto, porque: si nuestros padres hubieran tenido los medios necesarios (anticonceptivos, claro) para evitar que muchos de nosotros hubiéramos venido al mundo; si a nuestros padres no les hubieran comido el coco con aquella propaganda del baby-boom, las autoridades político-religiosas de la época, otro gallo nos cantaría.
Las autoridades político-religiosas de la época querían y hasta premiaban, simbólicamente claro, a las familias numerosas, les daba igual si después estas familias podían darle una educación adecuada a sus hijos o simplemente, si podían darles de comer, ellos solo iban a lo que les interesaba, las primeras, las políticas, a que hubiera brazos suficientes para poder mandar a Alemania, Francia o Bélgica y que todavía sobraran para que aquí no les faltara a quien explotar, y las segundas, las religiosas, para tener mas almas con las que llenar "el cielo" y de paso sus bolsillos, con las donaciones que les hacían los primeros por mantenerle a la mayoría del "rebaño" tranquilito, obediente y resignado con su condición, con la promesa, que no hay dios que pueda demostrar, de que serán recompensados en la otra vida.
Y nunca mejor dicho, de aquellos polvos vinieron estos lodos, y hoy nos encontramos en España con casi cinco millones de personas que no pueden llevar una vida en condiciones porque no tienen algo fundamental, trabajo, otro montón de personas "mas afortunadas" que todavía no han perdido el suyo, pero que están viendo como día a día están perdiendo los derechos que tanto les costó conseguir, y a callar que hay muchos esperando.
Bueno pues aún así, todavía siguen las autoridades político-religiosas (distintos perros pero con idénticos collares las políticas y los mismos perros con los mismos collares las religiosas) dándonos la vara con que tenemos que traer mas niños al mundo, sin importarles un pimiento que en este mundo hay muchísimos niños que están muriéndose de hambre, que están siendo explotados laboral y sexualmente, que no reciben ningún tipo de educación, que no reciben ningún tipo de atención médica, en definitiva, que su vida de niño es un infierno.
Aún así, como la capacidad de sufrimiento del ser humano es infinita, los pocos "desdichados" que consiguen sobrevivir a esa terrible niñez, tienen que jugarse de nuevo la vida (y muchos la pierden) para poder venir a nuestra "Arcadia feliz" y seguir siendo explotados laboral y sexualmente por una piara de mafiosos, tanto nacionales como extranjeros, que se llaman a sí mismos "empresarios" con el beneplácito y consentimiento, en el aspecto legal, solo de nuestras autoridades políticas, y en el aspecto moral de todos, y todavía tenemos las des-facha-tez de decir que les están quitando el pan a nuestros hijos.
Lo que tenemos que entender es el mensaje que nos están mandando, que no es otro que se han acabado los derechos para todo aquel que no forma parte de su élite, que el mundo del futuro estará solo compuesto por explotadores-especuladores por un lado y explotados-desgraciados por otro, que en ese mundo ya pintan poco o nada los estados y las ideologías, que solo mandan lo que ahora se llaman "los mercados" que no dejan de ser los mismos explotadores de siempre enmascarados con ese eufemismo.
En definitiva, que aunque había quien tenía la esperanza de que no fuera así, se está cumpliendo, con los peores augurios, lo que vaticinaba Francis Fukuyama en 1992 y el mundo que podemos dejar a nuestros futuros hijos no va a distar mucho de lo que este mismo politólogo creía que sería, siendo muy optimista, el Fin de la Historia: El fin de la historia será un tiempo muy triste. La lucha por el reconocimiento, la voluntad de arriesgar la vida de uno por un fin puramente abstracto, la lucha ideológica mundial que pone de manifiesto bravura, coraje, imaginación e idealismo serán reemplazados por cálculos económicos, la eterna solución de problemas técnicos, las preocupaciones acerca del medio ambiente y la satisfacción de demandas refinadas de los consumidores. En el período post-histórico no habrá arte ni filosofía, simplemente la perpetua vigilancia del museo de la historia humana.Puedo sentir en mí mismo y ver en otros que me rodean una profunda nostalgia por el tiempo en el cual existía la historia. Tal nostalgia de hecho continuará alimentando la competición y el conflicto incluso en el mundo post-histórico por algún tiempo. Aunque reconozco su inevitabilidad, tengo los sentimientos mas ambivalentes para la civilización que ha sido creada en Europa desde 1945 con ramales en el Atlántico Norte y en Asia. Quizás esta misma perspectiva de siglos de aburrimiento en el fin de la historia servirá para hacer que la historia comience una vez más."
Ante esto, a los que no formamos parte de esa élite, solo nos queda como solución la que se le ocurrió a una tribu aborigen australiana a la que los demás llamaban "los salvajes o los antiguos" y ellos se autodenominaban "los Auténticos", según la novela? Las Voces del Desierto de la escritora Marlo Morgan y que no fue otra que la de dejar de procrear para desaparecer, ante la imposibilidad de seguir con su vida tradicional, dado el "acoso" al que los hombres blancos tenían sometido a su ecosistema.
No es una mala solución, mejor no nacidos que esclavos de una parte de la sociedad que en ningún momento pueden considerar suya.





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