LA VISITA DEL PAPA RATZINGER

Tenemos la polémica servida, unos que si hay que ver cuantos millones de euros nos va a costar a todos los españoles que venga el Papa Ratzinger, usease Benedicto XVI, otros que si esto nos va a dejar millones de euros de beneficios, como si el dinero lo justificara todo.
El asunto es mucho mas de fondo y no es otro que, si España es constitucionalmente un país aconfesional donde tienen cabida todas las religiones, incluida la católica, donde se supone que como cualquier otra religión, incluidas todas las demás, tienen unos derechos asociativos. ¿Por qué los gastos de la visita del máximo dirigente de los católicos tienen que correr a cargo del erario público, usease de todos los españoles, ya sean jóvenes, adultos o militares sin graduación?.
Habrá quien diga que además de ser el máximo dirigente de todos los católicos, es también el jefe del Estado Vaticano. Esto no nos vale, entre otras cosas porque en esta visita no viene a tratar temas de estado, viene a reunirse con sus jóvenes y no tan jóvenes seguidores y si como dicen los organizadores de tal visita, esta va a dejar un montón de millones en España, que lo comercialicen ellos, que paguen todos los gastos de sus bolsillos, los impuestos que correspondan y que se queden con los beneficios.
Imagínense con los millones de euros que dicen que va a dejar esta visita, el montón de "buenas obras" que podían hacer, así que muchachotes no os las deis de pardillos, que experiencia empresarial teneis de sobra y manos a la obra, montáis una empresa a la que podíais poner por nombre "Concentraciones Rouco S.C." por ejemplo, alquiláis el Bernabeu y a cobrar las entradas, esto, mas los ingresos indirectos en concepto de publicidad, merchandising, etc., os dejará el montón de millones de superavit que decís, pagáis los impuestos correspondientes y a disponer como gusteis de los beneficios. De esta forma, ni pa tí, ni pa mí, los beneficios y los riesgos para el que los genera y dejen los dineros públicos para otros menesteres, que haberlos haylos y a montones.
Dicho esto, una vez haya venido, el mas abosoluto respeto por parte de los que no podamos estar de acuerdo, el mismo que habría que mostrar si viniera el Dalai Lama, el Patriarca de Constantinopla o el Arzobispo de Canterbury, ni más, ni menos, esa es una parte importante del espíritu constitucional de aconfesionalidad, la otra parte, también importante es, que cada uno se pague lo suyo, que no está el patio para despilfarrar en caprichitos.