SEGUIMOS CON EL BALANCE, SERVICIOS SOCIALES

Los Servicios Sociales en este mandato han seguido la pauta llevada de siempre que no creo que sea la que para en su momento fueron creados.
En una sociedad, lo mismo que en una familia, siempre hay miembros que necesitan una ayuda en determinados momentos y cuando una sociedad en general llega a tener cubiertas gran parte de sus necesidades, es magnífico y hasta aconsejable, aunque solo sea por principios éticos, que los mas favorecidos atiendan a quienes mas lo necesitan. Como esto no podía hacerse como antes, que los vecinos de una calle le echaban una mano al vecino que caía enfermo o que se quedaba sin trabajo, por poner solo unos ejemplos, la sociedad creó los Servicios Sociales y a estos destinó una pequeña o mayor parte de sus impuestos. Hasta aquí todo de maravilla y justo no, justísimo, el problema viene cuando los Servicios Sociales se convierten en un club con "numerus calusus" y al que la única forma de entrar es que pertenezcas a la familia de algún socio y en esto es en lo que se han convertido los Servicios Sociales en muchos pueblos o ciudades, entre ellas, la nuestra.
¿Donde puede estar el fallo?
En primer lugar en su forma de funcionar, los asistentes sociales o los simples trabajadores de estos servicios, tienen que tener una jornada de trabajo que mayoritariamente esté en la calle y no en un despacho. Esta es la única forma de conocer de primera mano la situación de las familias a las que hay que atender y si es necesaria o no en su caso la solidaridad del resto de la sociedad.
En segundo lugar, hay que dejarle bien claro a los perceptores de sus ayudas, que estas no pueden ser indefinidas y por lo tanto, tienen que poner mucho de su parte para poder salir de la situación en que se encuentran.
Otra cosa que tienen que dejar muy claro las personas que llevan estos asuntos es que es una ayuda para un período de necesidad y nunca un derecho que se puede exigir violentamente. Si esto último se lo pusieran muy claro, sobraría el guarda jurado de la puerta y podría ser que o nos costara a todos menos dinero o se pudiera atender a algunas mas personas necesitadas, lo que no es de recibo es que en un sitio donde se están dando ayudas, los trabajadores tengan que tener guardaespaldas y si esto tiene que ser así, algo gordo falla.
Este problema no será único en Palma, ni lo mismo la solución es estrictamente municipal, pero quienes seguro no pueden darle solución son los trabajadores, eso es misión del responsable político y por algún sitio habrá que empezar a coger el toro por los cuernos, porque lo que no pueden seguir haciendo en Sevicios Sociales desde su Concejalía es esconder la cabeza debajo del ala y seguir permitiendo este tipo de cosas.
Por lo demás en este campo y a nivel nacional ha habido un avance importante con la Ley de la Dependencia que en nuestra Comunidad está funcionando casi a tope, aunque la eficacia de los encargados de tramitar estos expedientes en nuestra ciudad no haya variado desde la entrada que a este respecto hicimos el año pasado.