martes, 29 de septiembre de 2009

CUANDO ÉRAMOS FELICES Y NOS CREÍAMOS RICOS

Hasta mediados del año pasado los españoles y por tanto los palmeños actuábamos como si fuéramos ricos y vivíamos a todo tren, hasta que el tren descarriló y al igual que en el cuento de la lechera, nos volvió a una muy tristísima realidad. Nos encontramos de la noche a la mañana, en el mas estricto sentido literal, sin trabajo, sin un miserable euro de los que antes habíamos tirado, como si tuviéramos la máquina de hacerlos y lo que es peor endeudados hasta los ojos.
Los mas optimistas (incautos) pensaron, bueno ahora me pongo a cobrar el paro y cuando se me acabe ya habrá pasado el chaparrón, pero al igual que no habían calibrado su nivel de endeudamiento tampoco calibraron la profundidad de la crisis, resultado: catástrofe total. Por un lado no es lo mismo cobrar alrededor de 2.400 € mensuales, de los cuales mas de la mitad era en negro, que cobrar el 70 % de su base de cotización que en el mejor de los casos alcanzaba poco mas de 1000 €. Por otro lado es curioso que gente que en teoría llevaba 6 0 7 años trabajando sin parar, la mayoría al cabo de un año ya no tengan desempleo y nos ofrezcan en televisión esas penosas imágenes de familias de seis o siete miembros en las que todos están parados y sin ingresos, eso si aunque es cierto que no en todas, en algunas de estas familias sin ingresos, puede haber perfectamente 3 0 4 vehículos de alta gama, si no mas.
Puede ser que sorprenda algo esta entrada, pero muchas veces las cosas no son como nos las pintan, hay que analizar las situaciones detenidamente y haber conocido los antecedentes y eso es lo malo o bueno que tienen los pueblos, que todos nos conocemos y recordamos que hace nada, quien hoy se las da de pobre de solemnidad, derrochaba como si fuera rico (coches de alta gama, fines de semana continuados de playas y juerga) y al igual que la cigarra del cuento no pensaba que tendría que llegar el invierno, también lo mismo que en el cuento había hormigas que entonces eran las tontas del mismo y al igual que en el cuento las hormigas tienen que ayudar a las cigarras, sin problemas, las hormigas, las abejas y otros muchos insectos son ejemplo de lo que es un sistema solidario de producción, lo malo es cuando llega el momento que hay muchísimas cigarras, o muchos zánganos en el caso de las abejas y hay que ayudarlos a todos. Complicado el asunto eh.... en fin si esto fuera a servir de aprendizaje, de daría por bien empleada la ayuda, lo malo es que el cuento de la cigarra y la hormiga es ya muy viejo al igual que es muy viejo aquel sueño del Faraón de Egipto, de las siete vacas gordas que llegaban otras siete vacas flacas y se las comían, que José le interpretó (eso si que era un economista con visión, no los papafritas de ahora, que todos sabían lo que iba a pasar, pero a toro pasado) y despues han venido muchos veranos e inviernos, muchas vacas gordas y flacas y nadie ha aprendido nada y en este último caso supongo que pasará lo mismo.

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