Lo de nuestras instituciones con el Ilustre Ayuntamiento a la cabeza con respecto a nuestro magnífico recinto amurallado es cuando menos de juzgado de guardia. Es tal el ensañamiento que todas ellas ejercitan sobre tan sufrido bien de interés cultural que dentro de poco no habrá musulmán, ni cristiano tampoco por supuesto, que sea capaz de reconocerlo.
Empezaron estas barbaridades en la primera legislatura democrática, con la autorización para edificar unos cuantos bloques de viviendas en su interior mayormente, pero también en el exterior, claro que si nos ponemos a analizar estas autorizaciones seriamente todavía podemos encontrar la disculpa de que aquella corporación estaba compuesta por personas cuyo nivel de concienciamiento con respecto al Patrimonio era completamente nulo.
Después de unos años en los que nuestro recinto amurallado paso por distintas y difíciles vicisitudes, de las que escapó ileso de puro milagro, a pesar del chiringuito en mitad de la Mesa de San Pedro con su minigolf incluido y la pretensión por parte de la propiedad de querer edificar en dicha zona, la compra de gran parte de este por nuestro Ilustre Ayuntmiento parecía que alejaban todas las amenazas contra el mismo.
El tiempo y las pocas luces de las corporaciones que siguieron a aquella compra, nos han demostrado lo equivocados que estábamos al pensar que siendo la Mesa de San Pedro y toda la muralla que la delimita de propiedad municipal, esta estaría a salvo de los cafres. Mas cual no ha sido nuestra sorpresa cuando resulta que los responsables de Cultura y Patrimonio de los sucesivos gobiernos municipales, han demostrado ser mas cafres y bárbaros que todos los que se habían acercado con negras intenciones a nuestro recinto amurallado, vamos que se han llevado la palma y el dudoso honor de haber constribuido mas a su deterioro en unos cuantos de años, que el paso de casi diez siglos, que la barriada de chozos que hubo en su interior y que los afanes monetarios de sus últimos dueños privados.
Comenzaron sus bárbaras intenciones con la permisividad que demostró el gobierno municipal cuando se iniciaron las obras de "rehabilitación" del Palacio de los Portocarrero por parte de su propietario actual. Sin entrar en la idoneidad de la restauración del palacio, hubo un mirar hacia otro lado en lo que fueron las obras realizadas en el jardín del mismo, donde según denunciaba Saxoferreo con documentación fotográfica incluida, si mal no recuerdo, se habían destruido estructuras de importancia, con el agravante del conocimiento de las mismas por parte de la corporación, ya que este había sido objeto de una excavación cuando se realizó el PEPCH (Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico, que a la vista de lo que ha servido, ha sido otro de los muchos despilfarros de dineros públicos gastados inutilmente en nuestro pueblo).
Pasados unos años y no contentos con lo realizado contra nuestro recinto amurallado, comenzó por parte de nuestro Ayuntamiento una serie de actuaciones a cual mas peliaguda y descabellada.
Comenzaron estas con la reconstrucción de la muralla en Santa Clara con lo que algunos han denominado "tapial armado" que no era otra cosa que pegar a la muralla original de tapial (tierra, cal y grava debidamente apisonados) un moderno sucedáneo compuesto por un poquito de los elementos del tapial antiguo y mucho, mucho cemento. Esto que le dará mucha fuerza, hará que las dilataciones por el cambio de temperaturas y humedades con el tiempo empujen y deterioren lo que quedaba de original.
Otro numerito fue la construcción del denominado, en círculos mas o menos culturales, el muro de la vergüenza, que evita totalmente la contemplación del recinto desde su lado Oeste (Rioseco). Pusieron como burda excusa, que el citado muro tenía por objeto evitar el derrumbe del terreno del recinto sobre la calle Rioseco que está a un nivel mas bajo y digo burda excusa, porque esta serviría si la altura del muro fuera la del desnivel, pero ¿como justificar el metro y medio o mas que tiene el dichoso muro sobre el nivel del recinto?.
En medio o casi a la vez vimos como se recrecían los muros del contorno del castillo con el mismo tapial armado (se supone que para no desentonar) con el que se había resanado la muralla de Santa Clara. No había ninguna necesidad de hacerlo con cemento porque si el tapial musulmán ha resistido diez siglos, coño ni iba aguantar otro igual de ahora por lo menos una décima parte.
Todo esto en lo que se refiere a barbaridades sobre, ahora han empezado con las barbaridades en y las tenemos de todos los malos gustos y estilos (privadas, públicas, "ecologistas", urbanísticas) siendo las características principales de estas el sinsentido y la especulación.
La primera, pública y "ecologista", es el engendro del llamado Museo de la Naranja, en Palma del Río todo un sinsentido, si tenemos en cuenta que tenemos alrededor una gran cantidad de huertas, con todas las variedades de naranjos autóctonos, con sus casas de huerta tradicionales, (todavía quedan algunas sin destrozar por parcelistas domingueros), con sus dependencias aledañas (gallineros, corralejas, cuadras, pozos, etc.) y uno se pregunta ¿si tenemos esto, para qué coño quieren hacer un engendro como este Museo de la Naranja en el Recinto Amurallado?, es como si los esquimales se empeñaran en hacer un zoológico con focas en medio del polo, vamos que hay que tener pocas neuronas y además retorcidas para que se te ocurran estas desdichadas ideas.
La segunda, y última por ahora, privada y urbanística, consiste en la construcción en todo el centro del cementerio primitivo de Palma de unos edificios, no sabemos con que utilidad, por parte de la propiedad, cuando en las propuestas primitivas del antes aludido PEPCH se contemplaba la construcción de una plaza, que sería el punto de unión de las dos partes del recinto, a la que desembocaría un pequeño callejón que iría entre los contrafuertes de la Parroquia de la Asunción que dan al Palacio de los Portocarreros (hoy de los Morenos a los que se les da "La Cova"), parece ser que modificadas a posteriori como es habitual en los distintos equipos de gobierno municipales con nocturnidad y alevosía, es decir, después de hacer el paripé de negociaciones con las asociaciones, como ya sucedió con la famosa casa de la curva final de la calle Feria.
El asunto es grave y lo que se está cometiendo con nuestro recinto amurallado es un auténtico crimen cultural, máxime cuando los responsables municipales ya no tienen ni siquiera la excusa del desconocimiento o de la falta de concienciación, pues hasta donde yo conozco todos los últimos concejales responsables de Cultura y Patrimonio son licenciados y una en concreto debe ser hasta arqueóloga o por lo menos me consta que ha dirigido excavaciones arqueológicas (en este pueblo nunca se sabe porque lo mismo que se hacen restauraciones sin restaurador....... u obras de gran envergadura sin el abono de la pertinente licencia municipal) y concienciación se supone que deberían tener, no en vano me cuentan que casi todos son miembros de la en los últimos tiempos desaparecida en combate y ya añorada asociación Saxoferreo, (asociación que hacía una gran labor en la defensa del patrimonio) de la que incluso alguno de estos concejales creo que llegó a ser presidente o alto cargo directivo.
En fin, todo un conjunto de barbaridades a las que nuestro Ayuntamiento le da cobertura legal, ya que para cambiar un PEPCH o un PGOU solo es necesario que quien lo solicite sea del agrado de sus mandamases o pertenezca a la élite social o financiera de este desgraciado pueblo, que está viendo como poco a poco se va destrozando su Patrimonio Monumental sin permitirle a sus ciudadanos ni siquiera el derecho al pataleo, pues como he dicho antes primero hacen el paripé de negociaciones con agentes sociales y culturales y después hacen lo que les viene en gana, y para colmo de desgracias, la oposición ni se entera, ni sabe, ni contesta, que si estamos apañados con los distintos gobiernos psoeistas, no digamos con el papel de una oposición que parece que salvo el breve paréntesis del período electoral, el resto del tiempo se lo tira dormitando.
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