viernes, 27 de agosto de 2010

EFEMÉRIDES LUCTUOSA

Hoy 27 de agosto se cumplen años (74 años) de una efemérides luctuosa y de consecuencias dramáticas para un gran número de familias de Palma del Río de aquel tiempo.
El día anterior habían entrado en Palma del Río, procedentes de Écija y de la Campana, las tropas nacionales, que según los medios de comunicación afines de la época habían venido a poner orden en el descontrol y la anarquía que se venían produciendo en nuestro pueblo desde el 18 de julio pasado y acabar con los "asesinatos" de personas de orden (33 personas, en su mayoría miembros de Falange).
Su forma de poner "orden" fue la siguiente: emitieron un comunicado que decía que todas las personas de "orden" acudieran a la plaza del ayuntamiento. El miedo y la tranquilidad de no haber estado implicados en ninguna acción presumiblemente punible, llevó allí a gran parte de los hombres que quedaban en el pueblo (las personas significadas políticamente como de izquierdas, ante las noticias que les traían de otros pueblos donde habían entrado estas tropas, habían aprovechado la noche para ponerse en camino hacia un exilio que para muchos fue hasta el final de sus días). Una vez allí les hicieron formar lo que popularmente se ha llamado "la fila" que era inspeccionada por "los señoritos y personas de bien palmeñas" que como si fueran dioses iban decidiendo la suerte de estas personas, a ti te conozco te saco de la fila, y los pobres desgraciados que no eran señalados por estos "dioses" iban directamente para el corralón del Palacio de los Morenos donde eran "fusilados", no asesinados que eso solo lo hacían las hordas rojas, y llevados en camiones a una fosa común en el cementerio.
Hay muchas cifras sobre el número de personas "fusiladas" en la fila, aunque es dificil de quedarse con alguna de ellas, lo cierto y verdad es que aquel 27 de Agosto de 1936 quedaron en Palma del Río mas huérfanos y viudas que en todo el resto de la guerra. Estos huérfanos, las viudas no porque no se si quedará alguna, no han podido tener ni la satisfacción de ver reivindicado el nombre de sus padres, porque entre otras cosas aquellos asesinos tuvieron la habilidad de hacer creer al pueblo que no es bueno remover viejas heridas, sobretodo las que causaron ellos y para ello cuentan incluso con la complicidad del equipo de gobierno del PSOE palmeño, que en varias ocasiones ha rechazado mociones de IU-CA presentadas en nombre de los representantes de la Asociacion Palmeña para la Memoria Histórica, eso sí, para contrarrestar este contrasentido han creado otra Asociación paralela y para-lelos.
Hay un pasaje del libro "Las Ratas" de Miguel Delibes que refleja muy bien una situación parecida y el sentir que tenían aquellas personas de "orden" al respecto, en este pasaje, un personaje llamado el Rabino Chico le pregunta al cura el por qué habían matado los nacionales(al que el cura defendía) a su padre que no había hecho nada, el cura le responde que era en represalia porque en aquel pueblo los rojos habían matado al párroco y el Rabino Chico le responde: ya, pero es que ellos no eran católicos.
En mi opinión no se puede resumir mejor y con menos palabras, una situación que se produjo en muchísimos pueblos de España, incluido el nuestro, y que hoy cuando se cumplen 74 años, nadie pide venganza, no es tiempo de eso, ni siquiera se pide justicia, no ha lugar, solo se reivindica el nombre y la memoria de unas personas (200, 300 o quien sabe cuantas) injustamente asesinadas, seguramente lo mismo que las otras 33, pero a diferencia de estas últimas que algunos últimamente quieren llevar a los altares, a estas se les niega hasta el sencillo reconocimiento de su nombre en una lápida común.

6 comentarios:

  1. 1ª parte:

    Pues sí, todo muy cierto. Añadiré que el camión que transportaba su aterradora carga de carne humana acribillada por los fusiles de los soldados de reemplazo subía renqueante por las calles Ruiz Muñoz y del Cuartel (actual calle Pacheco), camino del cementerio, por Santa Ana. La sangre de aquellas víctimas inocentes chorreaba por los cuatro costados de la carrocería, dejando un lúgubre reguero a todo lo largo del recorrido. Mi abuelo Manuel, que había salido a dar un paseíto de convalecencia calle Cigüela arriba, se encontró con la terrible evidencia de lo que estaba aconteciendo en el corralón de don Félix al tiempo en que el dantesco camión, con su carga lúgubre de cuerpos humanos amontonados hasta los bordes mismos de la carrocería y su reguero de sangre humana, cruzaba por delante de dicha calle para enfilar la del Cuartel. Sufrió un ataque al corazón del que nunca logró recuperarse, abandonando Palma del Río al término de la guerra para refugiarse en Madrid, en casa de su hija, donde murió a poco de llegar.
    El factótum de aquella salvajada no podía ser otro que el dueño del corralón en que se perpetró la matanza; el supremo cacique del pueblo, tirano, amo y señor de los restantes caciquillos, como el alcalde nombrado por él nada más entrar las tropas nacionales en el pueblo, de nombre Ángel Martínez. Marionetas todos ellos del Moreno Ardanuy, único responsable de todo aquel monstruoso horror.
    Varios testigos de aquel episodio de nuestra guerra civil ―más triste e inhumano que los de Guernica o Cabra, por nombrar dos horrendas matanzas de distinto signo político― me contaron que el tal hombrecillo se paseaba a lo largo de la fila gritando “por cada uno de los nuestros, diez de los vuestros”. Mentira burda, pues todos sabían que entre aquellas personas que formaban la fila de la muerte no estaban los responsables de los asesinatos de gentes católicas y de derechas, ya que habían huido del pueblo, hacia el norte de la provincia, al entrar en Palma las tropas insurgentes. Sí estaban quienes habían comido carne de las reses de Moreno Ardanuy sacrificadas para repartir entre el pueblo en el recinto de la iglesia de Santo Domingo convertida en almacén de abastos, pues serían pocos los palmeños que no llegaron a alimentarse en alguna medida de aquella aristocrática carne de Saltillo.

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  2. 2ª parte:

    De Rafael González recibí una confidencia que me atestigua lo cierto de esto último.
    Tenía Rafael González, el droguero, una camionetilla que fue requisada nada más comenzar la guerra por los milicianos que se hicieron con el poder municipal. En dicha camioneta se traían al pueblo las reses de la ganadería de Saltillo, propiedad de Moreno Ardanuy, dato que éste supo por las confidencias que su gente de confianza en Palma le transmitía a su domicilio de Sevilla.
    Pues bien, cuando Rafael González estaba en la fila y comprendió lo que allí pasaba, le pidió a Moreno Ardanuy que le permitiera salirse, ya que él era reconocidamente de derechas ―estaba afiliado a Falange Española―. El tal Moreno Ardanuy, sin titubear, le contestó que siguiera adelante; es decir, que no le indultaba del fusilamiento.
    Rafael González entendió a las claras que se trataba de una venganza contra el dueño de la camioneta que se había utilizado para el transporte de las reses de Saltillo. Aun a pesar de que la camioneta se utilizaba sin el consentimiento de Rafael González, su dueño. Pero la inquina sentida por Moreno Ardanuy contra el pueblo de Palma del Río por haber comido carne de sus reses bravas era superior a toda consideración particular acerca de la culpabilidad real o imaginaria de cada una de las personas que componían aquella fila.
    A Rafael González, finalmente, le facilitó escapar de la fila Rafael Almenara.

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  3. 3ª parte:

    Se comprende que hoy se desee olvidar tan espantoso crimen, que llena de horror y de vergüenza a quienes sentimos en alguna medida la responsabilidad colectiva de todo cuanto sucediera en nuestro pueblo; nos sentimos orgullosos de ser palmeños, pero nos abochornan los sucesos de la guerra civil y, de manera especialísima, la horrenda matanza de seres inocentes y bienintencionados que acudieron a la fila aquel 27 de agosto de 1937, atendiendo la llamada de las nuevas autoridades, sin sospechar las criminales intenciones de quien asumiera la responsabilidad de llevar a cabo la depuración de los crímenes perpetrados durante las cinco semanas anteriores, entre el 18 de julio y el 24 de agosto de aquel infausto año de 1936.
    Considero que la responsabilidad y culpa de aquellos sucesos, como queda dicho, corresponden al dueño del corralón al tiempo de perpetrarse aquellos crímenes masivos; sería tremendamente injusto extender parte alguna de dicha culpa ―ni tan siquiera en el plano moral y conceptual― a sus descendientes, a quienes los palmeños de hoy tenemos en muy justa consideración y aprecio.

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  4. Fe de erratas:
    1) En el artículo a que se refieren estos comentarios se dice que "Hoy 27 de agosto se cumplen años (76 años) de una efemérides luctuosa..."
    Se comprende que entre 1936 y 2010 median 74 años.
    2) En la 3ª parte del comentario de Octavio Junco, por su parte, se dice "...que acudieron a la fila aquel 27 de agosto de 1937..."
    El lector habrá entendido que se trata del año 1936.

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  5. Es bueno que se sepa lo que paso, enhorabuena por el post y por los comentarios. Tambien es necesario tener claro quienes son a dia de hoy los nuevos caciques.

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  6. No creo que hoy exista el caciquismo de aquella época a que nos referimos, ni siquiera nada parecido, amigo anónimo. Aquélla era otra sociedad, con otra estructura de clases, otra economía, otro nivel educativo.
    Siempre habrá, claro está, niveles sociales con diferencias económicas, de influencia o de poder y sólo tenemos que echar un vistazo a nuestro entorno para hacernos idea del mundo en que vivimos.
    La brutal diferencia de clases en función de la economía y los prejuicios que prevalecieron en aquella España de la primera y segunda Restauración (la de Alfonso XII y su hijo Alfonso XIII, que heredó la 2ª República y condujo a la guerra civil), sobre todo en la Andalucía rural, con su latifundismo y sus masas de jornaleros desposeídos de todo derecho laboral, esa diferencia, repito, está ya muy lejos de nosotros.
    Hoy existen grandes consorcios de capital que ordenan la economía mundial, pero que rebasan con mucho el ámbito de una ciudad o de una región como las nuestras.
    Si buscamos a los caciques del mundo actual tendríamos que ir a buscarlos a las bolsas de Wall Srteet, de Londres, de Frankfurt, Amsterdam, Bruselas, Tokio o Shanghai.
    Creo que en Palma predomina la buena gente y se hace lo que se puede por mejorar la situación de los menos favorecidos.
    Saludos.

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